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Jing Li
En las últimas dos décadas, se ha producido un notable aumento de la incidencia y la supervivencia del cáncer, atribuido principalmente a los avances en las modalidades de tratamiento. Un enfoque significativo es la radioterapia (RT), utilizada en el 20-55% de los pacientes con cáncer. Su principio fundamental consiste en inhibir el crecimiento de las células cancerosas o inducir la apoptosis. Históricamente, la RT con haz de fotones ha sido la principal opción de tratamiento. Sin embargo, en los últimos años, la terapia con haz de protones ha surgido como una nueva opción. Este método innovador se centra con mayor precisión en el tumor, minimizando el daño a los tejidos sanos circundantes, como el corazón. Desafortunadamente, la radiación al corazón sigue siendo una complicación común de la RT, en particular en pacientes con linfoma, cáncer de mama, pulmón y esófago. La causa subyacente radica en los cambios en el entorno microvascular y macrovascular, que pueden conducir a una aterosclerosis acelerada y fibrosis del miocardio, el pericardio y las válvulas del corazón. Estas complicaciones pueden manifestarse días, semanas o incluso años después de la RT, y varios factores de riesgo contribuyen a su aparición. Estos factores incluyen dosis altas de radiación (>30 Gy), quimioterapia concurrente (especialmente antraciclinas), edad avanzada, cardiopatía preexistente y la presencia de otros factores de riesgo cardiovascular. Para los médicos, comprender estos mecanismos y factores de riesgo es crucial, ya que les permite evaluar y monitorear a los pacientes de manera más efectiva, con el objetivo de detectar y prevenir de manera temprana la cardiopatía inducida por radiación. La ecocardiografía, un método no invasivo que evalúa de manera integral el pericardio, las válvulas cardíacas, el miocardio y las arterias coronarias, suele ser la herramienta de diagnóstico por imágenes inicial utilizada. Sin embargo, modalidades adicionales como la tomografía computarizada, la medicina nuclear o la resonancia magnética cardíaca pueden proporcionar información complementaria valiosa. Al emplear un enfoque personalizado para la evaluación y el seguimiento del paciente, los profesionales de la salud pueden mitigar los riesgos asociados con la cardiopatía inducida por radiación, mejorando la atención general y el bienestar de los sobrevivientes del cáncer.