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La metilona es un miembro de la clase de drogas de diseño conocidas como catinonas sintéticas, que se han vuelto drogas de abuso cada vez más populares en los últimos años. Comúnmente conocidas como “sales de baño”, estos compuestos similares a las anfetaminas se venden como alternativas “legales” a drogas ilegales como la cocaína, la metanfetamina y la 3,4-metilendioximetanfetamina (MDMA, éxtasis). Tras su espectacular aumento de popularidad junto con numerosos informes de toxicidad y muerte, varias de estas drogas fueron clasificadas como drogas de la Lista I en los Estados Unidos en 2012. A pesar de estas prohibiciones, estas drogas y otros análogos nuevos estructuralmente similares continúan siendo objeto de abuso. Sin embargo, actualmente se desconoce si estos compuestos tienen el potencial de generar consumo compulsivo y adicción. El presente estudio buscó determinar la propensión relativa al abuso de la metilona empleando paradigmas de autoadministración intravenosa (IVSA) y autoestimulación intracraneal (ICSS) en ratas. Demostramos que la metilona (0,05, 0,1, 0,2 y 0,5 mg/kg/infusión) funciona como reforzador de forma dependiente de la dosis, y que existe una relación positiva significativa entre la dosis de metilona y la eficacia del reforzador. Además, la respuesta durante sesiones de acceso cortas (ShA, 2 h/día) pareció ser más robusta que en estudios previos de IVSA con MDMA. Sin embargo, a diferencia de los hallazgos previos con estimulantes de abuso como la cocaína o la metanfetamina, las sesiones de acceso largas (LgA, 6 h/día) no llevaron a una mayor ingesta de la droga ni a una mayor eficacia del reforzador. Finalmente, la metilona produjo una tendencia dependiente de la dosis, pero estadísticamente no significativa, hacia reducciones en los umbrales de ICSS. En conjunto, estos resultados revelan que la metilona puede poseer un potencial de adicción similar o mayor que el MDMA, aunque los patrones de autoadministración y los efectos sobre la función de recompensa cerebral sugieren que esta droga puede tener un menor potencial de abuso y uso compulsivo que los psicoestimulantes prototípicos.